Margarita Ahumada Pinales es una profesora que en este 2024 festeja 50 años de trabajar como maestra de educación básica, en el estado de Zacatecas.
Siempre estuvo convencida de que su sueño era convertirse en maestra de primaria y, gracias a ello, se enfrentó con garra a obstáculos como el machismo, la violencia de género, la desigualdad, la discriminación y las carencias económicas que se vivían en su familia.
La maestra Margarita es reconocida en el ámbito educativo por el empeño y la disciplina que imprime cada día en su labor docente y hoy, como directora de la escuela primaria Soledad Fernández, ubicada en la capital zacatecana, continúa formando generaciones y generaciones de estudiantes conscientes y comprometidos con la sociedad.
Recibe el impulso de su abuelo
Margarita es originaria de la comunidad de Sauceda de la Borda, Vetagrande, Zacatecas. Nació en 1956, en el seno de una familia humilde. Su padre era minero y su madre cuidaba de ella, de sus hermanas y hermanos.
Margarita fue la cuarta de 11 hijos y la única que mostró interés por formarse para “algún día, ser profesora”, como lo auguraba su abuelo materno.
Y es que fue él quien, al estar tan orgulloso de que Margarita aprendiera a leer y escribir antes de los 6 años, la presumía frente a todos sus primos, diciendo: “apréndanle a mi hija que está chiquita y ya sabe leer, ella va a ser una preceptora”.
Y tuvo razón. “Fue así como, de tanto escuchar que mi abuelo lo decía, me la creí, me convenció y luché para conseguirlo, porque en mi casa, con mis padres, no había esa expectativa de estudiar”.
Formación académica
Su educación primaria la cursó en su pueblo, pero la secundaria ya fue en la Federal Número 1, J. Jesús González Ortega, de la capital zacatecana, donde también fue inspirada por algunos de sus profesores para seguir el llamado de su vocación.
Margarita relata que, durante los tres años de secundaria, tenía que abordar un autobús a las 5 de la mañana, para trasladarse desde Sauceda de la Borda hasta Zacatecas. Era un camión que iba siempre repleto de hombres que se dirigían a trabajar a la mina. “Yo era la única mujer y niña que viajaba en ese autobús; sin embargo, el chofer me protegía y me apartaba lugar justo en el asiento de atrás de él”.
Recuerda que había personas que hicieron de todo con tal de que desistiera de continuar preparándose, pero, en cuanto cumplió sus 15 años, comenzó a trabajar como instructora becaria, al mismo tiempo que se formaba como docente en la Escuela Normal de la Ciudad de Durango; a sus 18 años comenzó su andar como profesora en la misma escuela primaria donde estudió.
Además de amar la educación y seguir siempre su vocación, Margarita continuó preparándose académicamente, pues siempre le ha gustado estudiar, leer y saber.
A pesar de que en aquel tiempo no se necesitaba estudiar la preparatoria para ingresar a las instituciones formadoras de docentes, Margarita decidió estudiar su bachillerato en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), regresó a Durango a estudiar otra especialidad en educación en la Normal Superior, mientras que en Zacatecas se especializó en educación en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y cursó la licenciatura en Filosofía y Letras.
De maestra a directora
En su andar como maestra ha recorrido escuelas de Sauceda de la Borda, Vetagrande, Guadalupe y Zacatecas y, gracias a su preparación académica, logró, a través de un concurso, obtener la dirección de la primaria Francisco Berumen Varela, en su pueblo natal.
Luego, continuó en las escuelas Valentín Gómez Farías, Víctor Rosales, Josefa Ortiz de Domínguez y Francisco García Salinas, hasta llegar a la que actualmente dirige, que es la primaria María Soledad Fernández Bañuelos.
A pesar de que su corazón está en la educación primaria, también atendió algunos preescolares, telesecundarias y secundarias generales del estado.
Hoy lleva seis años ininterrumpidos al frente de la escuela primaria María Soledad Fernández, una escuela que, desde su punto de vista, “siempre fue elitista”, y asegura que, con ella ahí, se han hecho valer los derechos de todas y todos; “se acepta desde el hijo de un obrero, hasta el hijo de un alto funcionario de gobierno”.
Con 68 años de vida y 50 al servicio de la educación en el estado de Zacatecas, la maestra Margarita quiere seguir cumpliendo con su encomienda. No piensa retirarse por ahora, pues “será cuando Dios quiera”.
Y es que, nunca consideró que su profesión representara un obstáculo para cumplir otros sueños como viajar, seguirse preparando y pasar tiempo con sus hijos y sus nietos. “La educación es el medio más importante para superar cualquier obstáculo en la vida”, concluye.